Sobre la Ley de Convivencia y la intolerancia


Muy pronto se me presentó la oportunidad de escribir de nuevo. Es un tema que preocupa y sobre el cual he pensado mucho.
          En esta semana en el Congreso del Estado de Jalisco, en la primera tanda de Comisiones, se aprobó el dictamen que da pie a que se legalice en Jalisco un nuevo estado civil: Las uniones de “Libre Convivencia”. Según me explicaron el proceso es así, se tiene que aprobar en tres comisiones (no me detendré a explicar cada una de ellas), y si la iniciativa sale bien librada de las tres, se somete a decisión del pleno del honorabilísimo Congreso del Estado.
          Muchos saben, y de hecho no hay que esconder la realidad, la iniciativa tiene un claro sesgo hacia las minorías homosexuales –por ahorita no me meto a si eso está bien o mal-, lo que sí quisiera que analizáramos es por qué ahora, cuando hay cosas más urgentes en el Estado y en el país.
          Y es que por ahí me enteré que probablemente no sea más que un movimiento político pues, aunque la iniciativa fue presentada por el Diputado perredista Enrique Velasques (ojo, es relevante que la supuesta izquierda del país sólo se enfoque en legislar para minorías y cosas de ideologías), también es apoyada por la mayoría priísta. Y no es que a los del PRI Jalisco les interese este tema, sino que si apoyan al PRD en esto, el Partido amarillo a su vez, les apoyará en las próximas reformas que presentarán los congresistas priistas.
Bueno ya dejo este asunto, solo para que usted esté informado.
          Lo que realmente interesa es la forma de tratar este tipo de temas en la sociedad. Se supone que en una sociedad libre y plural como en la que supuestamente vivimos uno podría opinar desde cualquier trinchera y ser respetado. Sin embargo esto no sucede así.
          Hace unas semanas entré a una página llamada “Recomiéndame un buen libro”, en donde las personas pueden entrar para platicar sus experiencias sobre los libros que leen, recomendar o preguntar por recomendaciones. El administrador es muy contundente al aceptarlo a uno en su grupo: “no subir nada que no tenga que ver con libros”.
          Pues bien, hace unos días un usuario promovió en este grupo un link para que la gente firmara a favor de una pareja de homosexuales que habían sufrido “discriminación”, porque la directora de la escuela corrió a “su hija”. Yo comenté que, más allá de que la situación no constaba, no era tema para aquel foro… no había pasado ni un minuto cuando, por varios usuarios, ya había sido llamada intolerante, conservadora y cerrada. El susodicho afirmaba que él se había animado a “pensar diferente” y por eso subió el link. Yo le contesté que yo no había hecho otra cosa que exigir que se respetaran las reglas del foro, así que otro usuario dijo que debería recomendarme un libro sobre tolerancia y “así matas dos pájaros de un tiro”. En general no hubo apoyo a mi humilde comentario, ni fue retirado el controversial link.
          Y es que me llamó la atención, el tema aquí fue que yo era intolerante por no aceptar un link que pedía apoyo a dos homosexuales en un foro que hablaba sobre libros. Ellos son quienes piensan diferente (¿a quién o a qué?), cuando en realidad era yo la única que difería de los demás… y que no fui tolerada porque, aun así, yo nunca puse adjetivos a los cometarios de esas personas, pero ellos me llamaron de mil maneras.
          Leyendo hoy las notas de los diferentes diarios locales también utilizan adjetivos a quienes nos contraponemos a la Ley de Convivencia: “La derecha radical se opone… un grupo de jóvenes conservadores, la ultraderecha se moviliza, la intolerancia en Jalisco…” y un largo etc., cuando esta gente que se opone de hecho no está siendo respetada ni tolerada por la misma prensa, ni siquiera por los promotores de esta Ley que se atreven a llamar “mochos”, así sin más a quienes no están de acuerdo con ellos. Un representante del pueblo llamando “mochos” a sus representados.
          Es una buena estrategia esa de cambiarse de victimarios a víctimas pero aun así no podemos claudicar. Somos los raros ahora. Hay mucho en juego y quisiera hablar más ampliamente de este tema es un siguiente post, sobre todo desde el pensamiento del Papa Francisco, que hay muchísima tela de dónde cortar.
          Espero sus comentarios.

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